



La envidia, contrariamente a lo que la mayoría piensa, no es querer hacer o tener algo que los demás sí hacen o tienen, y uno no. Esa es la acepción que se va imponiendo, por malos usos, como pasa siempre con las palabras. Pero la envidia primigenia no es eso, sino “el pesar por el bien ajeno”. Es decir, sentirse…

Mis dioses literarios pueden apellidarse Borges, Camus, Cioran, Carver, Kafka, Machado, Montaigne, Papini, Pessoa, Pla, Poe, Quiroga, etc. Mis diosas literarias pueden llamarse Natalia (Ginzburg), Leila (Guerriero), Ana María (Matute), Anaïs (Nin), Ana María (Shua), Marguerite (Yourcenar), Susan (Sontag), Montero (Rosa), etc. Da igual la complejidad de que hayan dotado a sus obras, la belleza que hayan obtenido, los placeres…
Hace unos cuantos años, cuando era aún más racional y estricto de lo que he venido a ser, yo comenzaba un libro y seguía leyéndolo hasta que lo terminaba, aun en los casos en que aquello se me indigestara, se me hiciera un muro infranqueable, no entendiera nada o simplemente me aburriera como un oso aburrido. Así sufrí muchas obras…
Tengo una amiga muy querida en quien tengo puestas todas mis complacencias (Yahvéh dixit), a quien veo con cierta frecuencia. Por lo común quedamos para comer, y ahí hablamos de lo humano y lo divino, de esto y de aquello y de lo de más allá sin solución de continuidad, favorecida ésta por nuestra infinita capacidad multi-link. Ello no nos…
No es que hagan falta, porque quienes practicamos con denuedo la lectura no los necesitamos, y quienes no la practican no harán caso y seguirán sin leer. Pero estos argumentos de Jèmeljan Hakemuldeer, profesor de la Universidad de Utrecht son, si no necesarios, sí estéticos. Y siempre viene bien algo de estética en estos tiempos tan feos. Según él existen…


Hombre de mediana edad. Vestido con corrección y sin suciedad aparente. Con una mochila y un petate más pequeño por todo equipaje. Con lentes. Calzado de monte, cómodo. Y un libro grueso de tapa blanda entre las manos. Ante la mochila, un cartel que solicita ayuda. Y algunas monedas cosechadas desde que se sentara, hace rato, imaginamos. Mientras aguarda, hojea…