








Cuando veo situaciones como la que muestra la fotografía, me sobrevienen de forma sucesiva dos sentimientos: ternura y rabia. Primero, una. Luego la otra. En ese orden. Aunque acaba quedándose en mi cabeza dando vueltas, la segunda. Ver a un niño pequeño casi siempre me enternece. Y en este caso, su posición, destacando de la fila izquierda de una procesión…

