LA LECTURA Y LA ÉTICA

No es que hagan falta, porque quienes practicamos con denuedo la lectura no los necesitamos, y quienes no la practican no harán caso y seguirán sin leer. Pero estos argumentos de Jèmeljan Hakemuldeer, profesor de la Universidad de Utrecht son, si no necesarios, sí estéticos. Y siempre viene bien algo de estética en estos tiempos tan feos.

Según él existen al menos cinco dimensiones sobres las que la lectura puede ejercer una influencia que él denomina pre-ética. Son los que siguen:

      1. En primer lugar, la lectura puede cimentar el conocimiento de las emociones humanas, de las motivaciones y los pensamientos, por lo que el lector dispone finalmente de un catálogo moral que contrasta con el suyo y que le predispone a adoptar una u otra postura
      2. En segundo lugar, la lectura puede fundar nuevas normas y valores porque, inevitablemente, cada lector debe contrastar su conjunto acatado de pauta y estándares con el de los personajes de ficción
      3. En tercer lugar, la lectura puede modificar nuestra autopercepción, la idea que nos formamos de nosotros mismos, sobre todo cuando asumimos activamente alguno de los roles de los personajes de una narración, encarnando momentáneamente valores que no son los nuestros, pero que nos fuerzan a comprender, siquiera someramente, las razones de los demás.
      4. En cuarto lugar, la lectura puede ayudarnos a comprender mejor cuál es nuestro propio sistema de normas y valores porque ese régimen nunca ha sido explícita ni conscientemente acatado, sino que ha sido asumido como fruto de los azares biográficos que nos han llevado a nacer en una determinada cultura y estamento social. De ese modo, leer puede ser una manera de hacer aflorar por contraste nuestro sistema de normas y valores oculto.
      5. Por último, la lectura puede contribuir a la transformación de nuestros principios de percepción, pensamiento y acción, a la imagen que nos hacemos de nosotros mismos y, por generalización y extensión, de los de más y de nuestro entorno

No parece poco para un mecanismo que no está programado genéticamente, para una práctica inventada hace poco más de 2.500 años

Pd/ La obra de título gigantesco de la que están sacados estos conceptos, es The Moral Laboratory: Experiments Examining The Effects of Reading Literature On Social Perception And Moral Self Concept, obra que no parece traducida, pero que aparece citada en Joaquín Rodríguez: La furia de la lectura. Por qué seguir leyendo en el siglo XXI. Barcelona, Ed. Tusquets, 2021, (pp. 290-3), la obra que he estado leyendo estos días, y que acabo de terminar justo hoy

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