“LOS DIARIOS DEL OPIO”, DE DAVID JIMÉNEZ

Este verano raro, en que no viajaré a ningún destino, he decidido sublimar lo que proceda, y atravesar el mundo a través de lo que otros vieron y contaron antes que yo. Los libros de viajes (no confundir con las guías turísticas) no cuentan entre mis lecturas más recurrentes, pero en los últimos años cada vez se aproximan más a mis dominios, y siempre aparece alguna joya que, convenientemente recomendada, hace mis delicias y me ayuda a viajar con la imaginación sin tener que viajar con mi cuerpo y mi siempre excesiva impedimenta.

El último que ha acabado en mis manos, provino de un regalo de cumpleaños -y de despedida, también- de una de las personas más queridas en mi Avilés recientemente abandonado. Se trata de Los diarios del opio, del periodista y reportero David Jiménez. Lo que hace el que fuera muy breve director de El Mundo en apenas 270 páginas, es desgranar de un modo delicioso las andanzas de diez periodistas, aventureros, reporteros y escritores, asociados cada uno de ellos a un país del Asia oriental. Conrad, Kipling, Orwell, Greene o Leguineche, son los más conocidos. Pero también ha habido sorpresas extraordinarias en las dos mujeres incluidas en el elenco (Martha Gellhorn y Alexandra David-Néel) y en el fotógrafo Nicolas Bouvier, desconocidos para mí, pero a quienes a partir de ahora frecuentaré más, gracias a las indicaciones del autor sobre las obras que él mismo ha bebido y que nos recomienda por su mediación.

Luego, lo que David Jiménez realiza en cada capítulo es una triple voltereta que resulta muy atractiva para quien lee. Mezcla las andanzas del aventurero tratado (tomando como referencia uno o varios de los libros que escribió) con la de los protagonistas de las novelas o libros de viaje referidas, mientras que lo pone en relación con la propia vicisitud del periodista español, cuando andaba por esos pagos (fue primer corresponsal de guerra de su periódico en Asia oriental), lo cual sirve para que contrastemos la realidad del pasado referido con la actualidad de unos lugares que han venido creciendo de un modo descomunal, haciendo poca referencia al pasado y mostrando que sólo el futuro les importa.

Con una prosa muy bien trabada, y empleando tanto el humor franco como la ironía maliciosa, cambia de tercio en cada capítulo de una banda a otra, sin que el lector se canse nunca ni de las comparaciones entre el antes y el ahora, ni de las opiniones -contundentes- que el autor vierte por sí, o confiesa por mediación de los escritores tratados.

Asombran siempre las vidas que estos autores han vivido -algunas, realmente increíbles si no se documentara uno a renglón seguido-, y admira uno su determinación, su coraje, su resistencia, su terquedad, su insistencia, sus logros. Vivir a través de las vidas de los demás puede parecer de pacatos y de apocados. Pero yo pienso que una vida, sean las suyas o las de gente más corriente es sólo eso: una vida. Los demás nos la amplían, la diversifican, la multiplican. Sin ellos sólo viviríamos una vez. Así vivimos una vez sola también, pero de un modo mucho más rico, con más matices, con más elementos de los que poder hacer uso.

Cada capítulo proporciona tal grado de felicidad, que desde el primero -dedicado a Somerset Maugham- decidí leer la obra de a poquito, como quien disuelve un bombón en la boca, y evita tragarlo enseguida, para que dure la sensación gustosa. Así, uno por la mañana y otro por la tarde fue la posología que me autoadministré. Debo confesar que el tratamiento me ha curado todos mis males.

Obra publicada en Barcelona en la Editorial Ariel, en 2023

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