PLANIFICADA NEGACIÓN (MICRORRELATO)

No habiendo podido decidir sobre su imprevisto nacimiento, y sin haber tenido nada que ver en la decisión de venir a este mundo, se dijo que desde el mismo instante en que la luz impactara en sus ojos, no dejaría de decir que no a todo, a todo. Primero, lloraría y lloraría, para desesperación de sus padres, familia y vecinos. Luego, negaría con la cabeza, negándose a comer, a ser bañado, a dormir, a ser limpiado y perfumado. Más adelante, desobedecería todas y cada una de las órdenes que le fueran dadas, tanto las justas como las que le parecieran gratuitas o prepotentes. Se ganaría a pulso todos los castigos, todos los desprecios, todos los desafectos. Sería su venganza suprema contra quienes habían decidido por él crear su existencia. Su vida iba a ser por completo revolucionaria, consagrada a la negación de todo lo establecido. Pero al ser extraído del claustro materno, un poco antes de tiempo y mediante cesárea, y tras los primeros llantos, que destacaron en toda la planta y que daban inicio a su premeditado plan, fue colocado sobre su madre, que lo acarició largo rato con inmensa dulzura, regada de llanto. Y, mientras seguía llorando con denuedo, lo que no escandalizó a nadie, ella lo atrajo sobre su seno izquierdo y colocó el oscuro pezón en su boca, no con intención de ahogar su lloro, sino con la intención de alimentarlo, de transmitirle vida, amor, fue entonces cuando el reflejo vital lo instó a chupar y notar el fluido tibio y dulce, y comprobar que podía ser delicioso beber de aquella gran fuente que acariciaba con sus manitas, y tragó y tragó y cuando no pudo más, comprobó que ya no tenía ganas de llorar, y tras las palmaditas de rigor en su espalda, un sorprendente primer eructo traicionó sus planes, mientras notaba y notó cómo el sopor lo inundaba por completo y se adormecía y se abandonaba, y todos sus propósitos iniciales se disolvían entre la leche de la primera mamada, y nunca más recordaría incurrir en la vía radical que tan bien planificada había brotado de su  mente revolucionaria, prenatal y amniótica.
Del libro inédito Micrólogos

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