PALABRERÍO CANALLA (86)

MATIZ: Cada uno de los diferentes tonos en que se divide cualquier realidad sensible, cuyo discernimiento y selección apasiona a los inteligentes y amodorra a los gárrulos y a los simples.
MATRIMONIO: Contrato sadomasoquista de origen antiquísimo, casi genético, que liga a dos personas con el objeto de mostrar un asomo de legalidad sobre sus beneficios económicos, sus coyundas biológicas, su normalidad social. Su antídoto, incompleto y aún no muy perfeccionado ni extendido, es el divorcio.
MAYAS: Pueblo precolombino de nariz ática que poseía conocimientos astrológicos fabulosos que no les sirvieron para poder prever que serían aniquilados por ambiciosas pandillas de hispanos desharrapados. Del mismo modo sus notables habilidades matemáticas les sirvieron para levantar pirámides gigantescas, pero no llegaron a inventar la rueda. Así, como se lo digo. Y es que lo que inviertes mucho en una vía lo pierdes en otras, no falla.
MAYORÍA: Expresión numérica de que un conjunto supera en efectivos a otro; esto no tendría mayor problema si se circunscribiese al mundo aritmético; pero no, se extrapola al mundo de la política y de la sociedad adscribiendo entre sus características la equiparación mayoría = razón = verdad. Y, claro, uno por ahí ya no pasa.
MECANICISMO: Sistema filosófico que considera cualquier realidad como si de una máquina se tratase, lo cual no es lo mismo que pensar que cada cosa es una máquina, aunque haya realidades llamadas máquinas y seres vivos que actúen como tales y seres humanos cuya sensibilidad y grado de embrutecimiento sean similares a los de cualquier artefacto mecánico.
MECENAZGO: Mantenimiento, apoyo y estímulo que ejercen algunas personas hacia cualquier tipo de artistas. Dichos mecenas poseen la suficiente materia gris como para saber que no tienen talento para crear, pero sí sensibilidad para percibir y paladear la belleza, y medios pecuniarios con los que tener la impresión de que los artistas lo son (y, por tanto, crean) porque ellos los mantienen. Esta idea es muy común en la actualidad y ya no participa en absoluto de la materia gris, sino de la codicia por desgravar y del afán de presunción.
MEDIOCRIDAD: Conciencia de quien sobresale por sobre el nivel medio de la chusma idiotelevitonta, que posee la capacidad de poder contemplar la Tierra prometida de los genios, degusta sus ubérrimas extensiones, pero no es capaz de generar la suya propia, lo que les produce grande y periódico disgusto a quienes la poseen, por lo que suelen ser insufribles de trato de tanto en tanto.
MEDITACIÓN: Puesta a punto de la reflexión de uno mismo consigo mismo y en general sobre uno mismo. Precisa para poder darse de gran silencio, de capacidad de análisis introspectivo, de tiempo, de afán por el autoconocimiento, de interés por el saber. Elementos que, como se puede observar en determinados gráficos, no puede tener cualquiera y que se hallan en vías de extinción en el mundo occidental.
MEGALOMANÍA: Afán por parecer grande o por serlo. Estaría bien si hubiese unos límites a lo que se entiende por grande, por supuesto individuales y subjetivos. El gran problema es que el megalómano se halla aquejado de una manía inabarcable y que nunca se da por satisfecho, pues la megalomanía no logra erradicar la sensación habitual y primigenia de creerse como en realidad se es, o sea, algo pequeño, finito, poca cosa.
MELANCOLÍA: Pesadumbre por un anhelo insatisfecho, anhelo que no se sabe muy bien cuál es, pero eso importa poco al melancólico, a quien le basta regodearse en su estado, pero con la agravante de querer mostrar un lado sufriente pleno de lamentos que contienen una lástima variada y reciclable.

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