NUEVAS SERIES PARA LA SECCIÓN “PALABRA”

La lectura de Imaginemos una frase de Brian Dillon (reciente y delicioso libro que me permito recomendaros), me sirve de disparador para dar inicio de inmediato a dos o tres series más que tenía pensado desde hace algún tiempo añadir a este apartado “Palabra” del blog.

De lo que se trataría es de aprovechar la cantidad de material (recortes, entrevistas, reportajes, apuntes cogidos aquí y allá, etc.) recopilado todos estos años, y comentarlo, bien por extenso, bien como alfilerazos (sin obligación en sus dimensiones). He barajado tres nombres, uno para cada cosa distinta, y cada una de ellas llevaría un número consecutivo al anterior (1,2, 3, 4…) como ahora vengo haciendo con mi Palabrerío canalla, o Las preguntas de Gregory Stock.

El primero sería “Logomaquias con sentido”, y sería utilizado para cuando se hablase de cosas exclusivamente relativas al lenguaje, o puntualizaciones del idioma o del modo en que hablamos y nos expresamos.

El segundo se titularía “Charlataneos y desparpajos”, comentando aspectos de la actualidad, al modo de tuiter, pero sin las limitaciones técnicas que esa red impone, y utilizando el número de palabras que a mí me diese la gana -aun tendiendo a lo breve- y que versaría sobre la más urgente actualidad, que no descartaría lo más banal del noticiero que se nos instila a diario.

El tercero, y el último para el que tengo más problemas con el título definitivo, sería una serie de comentarios sobre cuestiones literarias, éticas, opiniones de entrevistas, etc., de las que tengo sobrada cantidad acumulada (y las que se irán añadiendo con nuevas publicaciones que voy adquiriendo). Se podría titular “Prédicas sin salmodia”, por aquello de algo de predicador sí que siempre ha sido, aunque eliminándose la monotonía y el carácter imperativo que toda predicación, e insistiéndose, eso sí, en el apasionamiento y la vehemencia que me son próximas. Las dos últimas posibilidades incluyen ese genitivo que hace referencia a mi reciente condición: “Glosas del jubilado” o “Apostillas del jubilado”, pues ambas cosas se propone este recientemente jubilado. Glosar y apostillar, que vienen a ser algo muy parecido, aunque no sean lo mismo. En fin.

Se intentará una frecuencia mucho mayor que la que hasta ahora el apartado “Palabra” ha venido ofreciendo. A ver si la rutina que tanto añoro y necesito se instala de nuevo en mis aledaños, y la puedo requebrar con finura y buenos resultados. En breve, por acá, en su pantalla amiga

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