CUIDADO CON AFIRMAR QUE ALGUIEN NO VALE

Una frase de un profesor, un familiar, un padre, puede conducirle a uno al más hermoso de los lugares del universo… o, por el contrario, hundirlo en los abismos sin remisión. Y lo que es más indignante: sin pruebas concluyentes.

Viene esto a cuento de que se inicia en breve el nuevo curso escolar, y de nuevo se activa toda la maquinaria pedagógica encaminada a conseguir educación y conocimiento. (El orden debería ser al revés, pero tal y como están las cosas, por desgracia en el aula primero hay que educar, y luego enseñar. Las familias no saben, no pueden o no quieren ejercer esa labor clave en su labores de crianza. Pero ése es otro tema que ahora no voy a abordar. Quedará para otro día.)

Se reactiva el curso escolar, y todo quedará en manos de unas personas que, se quiera o no, sobre todo en las etapas superiores, acabará suponiendo uno o varios juicios. Uno, sobre el rendimiento de todo un curso, que supondrá unas calificaciones, numéricas o no, allá por el junio del próximo año: los profesores han de ser, les guste o no, jueces. Dos, sobre las capacidades y aptitudes de los chicos y chicas: debe quedar claro cuáles son las posibilidades de cada uno, para encarar el futuro con las máximas garantías de éxito. El primer juicio analiza lo que se ha realizado a lo largo de unos cuantos meses. A pesar de sus posibles subjetividades, es un juicio cargado de una objetividad razonable y mucho más amplia que el siguiente. El segundo, en cambio, es una apuesta, que suele ir bienintencionada, pero que peca de arrogancia, experiencia general poco particular e intuición mal asimilada. Las buenas o malas notas de un curso no suelen tener mucha “chicha” que cortar, aunque habrá quien opine que sí. Para mí, no. En cambio, lo que se le diga a un niño o a un adolescente sobre lo que “son” o “van a ser”, puede tener una capital importancia. Ahí van algunas muestras relevantes.

Ejemplo 1: el chico tardó en hablar, tuvo un lento aprendizaje en primaria, se aburría en clase, odiaba la autoridad, yendo a su bola por una extrema timidez y suspendiendo los exámenes más sencillos; a los 16 años fue expulsado del instituto y abandonó los estudios. Diez años después descubre y desarrolla la Teoría de la Relatividad.

Ejemplo 2: el chico fue expulsado de su escuela tres veces y su maestro reiteró que lo consideraba “un retrasado”; tras su tercera expulsión, sus padres decidieron que estudiara en casa, para no perder tiempo. Pero su capacidad inventiva y su facilidad para intuir la marcha de los avances científicos le permitieron con los años registrar más de 1.300 patentes, de las que el fonógrafo sería su favorita

Ejemplo 3: el chico pertenecía a una familia influyente y acomodada, pero en el prestigioso colegio donde estudió alcanzó el dudoso honor de ser el peor alumno. Un profesor escribió sobre su carácter olvidadizo e irregular: “Nunca triunfará”. En la etapa final de su vida lideró desde la jefatura de gobierno la resistencia británica frente a la amenaza de invasión nazi.

Ejemplo 4: el chico destaca en física, y le encanta el ajedrez, pero salvo en eso, sus notas eran malas y nada del colegio lograba interesarle; tampoco logró ingresar en los college donde pretendió seguir estudios. Pero una cámara que le regalaron a los 13 años lograría cambiar su vida y hacer brotar la semilla de la que germinaría años después obras como 2001. Una odisea del espacio, Espartaco o La Naranja Mecánica.

Ejemplo 5: el chico fue un fracasado toda su vida, pasó por la escuela sin pena ni gloria y cuando quiso ser profesor, tras suspender tres veces seguidas, su examinador dijo que carecía de la percepción y la claridad necesaria de conocimientos. Años más tarde sus experimentos con los guisantes lo inmortalizarían como el padre de la genética moderna.

Ejemplo 6: el chico de pequeño prometía poco, con notas mediocres, por lo que su familia lo sacó del prestigioso colegio Eton. No valía para el estudio, por lo que acabó en el ejército; aun así su propia madre dijo que sólo serviría como carne de cañón. Con el tiempo, lograría ser el general que derrotara definitivamente a Napoleón y que lideraría el partido tory en el Parlamento británico.

Ejemplo 7: el chico sentía que el colegio era un suplicio, a pesar (o por eso mismo) de que su padre era profesor. Muy distraído, no se estaba quieto y la autoridad no iba con él, y los cuadernos sólo le servían para dibujar. Cuando muy joven conoció mundo, acabó recalando en París, y revolucionaría el arte contemporáneo con una obra enormemente prolífica que rompió los convencionalismos de la perspectiva y del punto de vista.

Son sólo ejemplos. Pero las aulas están llenas de palabras que están de más. La mayoría servimos para algo. Encontrar ese horizonte es misión personal de cada uno, pero para ayudar en esa tarea están los familiares, la escuela, los institutos, los profesores, los buenos amigos. Que alguien no valga para estarse quieto en un aula, no significa que no pueda ser un genio en potencia. Que alguien odie la tarea mecánica del estudio, no presupone carecer de cualidades extraordinarias que no se aprecian en un aula. Dichos talentos deben ser detectados cuanto antes, para que el camino sea lo menos espinoso posible. Por tanto antes de lanzar un venablo descalificador de esos que marcan una vida, si se es docente o familiar directo, debería tener el valor de callarse y dejar que cada uno se modele conforme pueda, sepa y quiera.

2 Comentarios

  • ALFONSO
    Posted 16 de septiembre de 2023 19:37 1Likes

    Muy buena apreciación por tu parte. Has dado completamente en el clavo. Si que es verdad que todos valemos para algo mas o menos. Que no te imponga nadie lo que ellos quieren que seas. Lo importante es que si has descubierto una virtud que te apasiona y te llena, cultívala, desarróllala, pierde el tiempo con ella. Al final todo eso dará sus frutos y otros comenzaran a admirarte, sin duda.
    Si señor , muy buena apreciación en este tema. Sin duda y me repito ,has dado en el clavo. Te lo dice un aficionado profundo a la geografía y bricolaje en general. Un saludo

  • Eduardo Arias Rábanos
    Posted 18 de septiembre de 2023 18:55 0Likes

    Así es, Alfonso. Todos tenemos alguna cualidad que poder explotar. El problema es que muchas veces no nos conformamos con los dones de que disponemos. Por eso se ven tantas personas cualificadas que fracasan. Por mi profesión, yo de eso sé bastante. Como yo decía, acabé harto de ver cómo alumnos capacitadísimos desaprovechaban muchos potenciales extraordinarios. Lo cual no invalida la tesis de mi entrada, sino que la complementa. Del mismo modo que uno debe encontrar su propio camino, debería autoanalizarse con mayor precisión sobre aquello para lo que realmente se vale, y no dejarlo todo a intuiciones o aspiraciones huecas o sin sentido. Gracias por comentar

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