MI PALABRERÍO CANALLA (1)

En 1998 ultimé mi segundo libro completo. Se trataba de un diccionario personal. Algo como el Estupidario de Flaubert, o el Diccionario del diablo de Ambrose Bierce. El mío se tituló enfáticamente Palabrerío canalla. He de admitir que tras cosechar un buen número de cartas de rechazo editorial (conservadas con mimo de coleccionista) me desencantó un tanto de mis necesidades de publicación. Pero eso ahora no viene al caso. Lo que sí importa es que ahora, casi 20 años después, pienso desempolvarlo y mostrar algunas de las definiciones que no hayan perdido chispa, humor, mala baba o vigencia. Desde este momento advierto que muchas ya no sirven, pero ésas no habrán de ser sufridas por nadie. En este año de “entradas a diario”, recurriré a mi Palabrerío los días que o no pueda o no tenga nada que decir, o bien las circunstancias del tiempo puedan con mi ánimo. A algunos que conmigo viajan desde hace años, el recorrido les sonará bastante: les ruego indulgencia por hollar de nuevo parajes ya recorridos. La mayoría, en cambio, captarán algunos rasgos míos que acaso desconozcan (o tal vez no).

A modo de anticipo, estas que siguen.

Intentaré seguir cierto orden alfabético.

ABERRACIÓN: La coherencia del distinto, del diferente, visto desde posiciones habituales, normales, cotidianas

ABDICACIÓN: Dejación de la responsabilidad asumida, por causa de poquedad, retractación, desmayo o simple y llana cobardía.

ABJURAR: Salvar el pescuezo a cambio del corazón; y, a veces, de más órganos.

ABLACIÓN: Cuchillada genital, instituida por bárbaros varones musulmanamente analfabetizados a aterrorizadas pre-púberes de familias musulmanamente sumisas.

Deja un comentario