A MAL TIEMPO, BLANCA SONRISA (DEL MIMO)

Tras una jornada agotadora de sol, arte, montañas, lagos y larga caminata, la tarde se anticipa tranquila, en el bello pueblo de Annecy, en los Alpes franceses. Pero, de pronto, el diluvio se desparrama por sobre todos cuantos nos hallábamos por las calles. Los soportales nos protegen, pero hay alguien que busca, además de unas monedas, sacarnos una sonrisa por contraste. El mimo se arma de su facha maquillada, abre un paraguas imaginario por toda protección, y deambula por el medio de las rúas mientras jarrea a conciencia. A todos, nos sonríe, mientras gesticula con su cuerpo, y al final nos muestra con picardía simulada su vaso de metal, donde algunas monedas comparten espacio con el agua recién caída. A la mayoría nos enternece. En medio del aguacero, esa sonrisa ilumina toda la calle más que el blanco de su camiseta y de su pintura de payaso. El instante mereció la pena. Justo es que ahora se comparta.

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