VICTORIA INFANTIL, O CÓMO EL PEQUEÑO PUEDE VENCER AL GRANDE (BANKSY)

A finales de 2022, en la ciudad ucraniana de Borodyanka, a 50 km. de Kiev, apareció una serie de siete pintadas antibelicistas que Banksy luego confirmaría como propias. En ellos, el enigmático y escurridizo artista, criticó la invasión rusa y dejó un mensaje de esperanza -que siempre representa con los niños- para el pueblo ucraniano: la victoria del joven yudoca sobre el envejecido presidente ruso Putin, que presume habitualmente de ser cinturón negro de este deporte.

En la ciudad orensana de Verín, una iniciativa municipal de hace unos pocos años permitió inundar unas cuantas paredes de la localidad con varias de las creaciones de Banksy. Se trata del grafitero británico actualmente más famoso a nivel mundial, no sólo por su identidad real, siempre hurtada a los medios, sino por los contundentes mensajes que envía con sus creaciones. En ellas, subvierte algunos valores y temáticas habituales para asignarles otros, transformando los significados, lo que producen un choque visual muy llamativo y resulta muy característico de su arte. Obviamente, las de Verín, que animo a visitar con buen ánimo, son pintadas que se han desarrollado en plan “franquicia”, es decir, no ha sido el propio Banksy quien las ha pintado personalmente. Pero el hecho de que cada una de ellas vaya acompañado de unos carteles informativos sobre su localización inicial y su interpretación, le da a dichos paneles una categoría “oficial” que hace que demos por buenas las imágenes, pues ya forman parte de un imaginario colectivo global. Hoy las redes han difundido de manera extraordinaria sus obras lo que, en este caso, resulta muy útil por su componente crítica hacia las estructuras de poder, las guerras, la violencia, etc., que mezcla con toques poéticos llenos de un humor tierno muy apreciables. Todos sus grafitis llaman la atención, y son muy reconocibles en sus trazos, de gran escasez cromática, donde predominan grandes manchas de negro, pero a las que añade en ocasiones manchas chillonas de color para destacar más determinados elementos sobre toda la imagen restante.

En la obra que hoy nos ocupa (“Victoria infantil”), la paleta no es muy extensa, porque la propia acción ya es suficientemente contundente como para no necesitar llamar la atención con nada más. Es el eterno caso del pequeño contra el grande, del pobre contra el rico, de David contra Goliath, al que se le da una vuelta, aplicando criterios contemporáneos, y ofreciendo siempre un mensaje positivo que permite albergar sentimientos de esperanza tras contemplar su arte. En su momento, Ucrania agradeció públicamente el mensaje que este grafitero buscaba conseguir.

Debería importarnos bien poco desvelar su identidad. Deberíamos, por contra, desear que sus obras sigan apareciendo como hasta ahora en los lugares más insospechados, siempre “donde deben aparecer”, y donde su mensaje crítico contra los malos usos del capitalismo y de los poderosos siga prendiendo como hasta ahora.

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