«Toda lengua es un mundo, y un mundo maravilloso, y es penoso que muchas desaparezcan. Aunque significados muy de ésta o aquélla, perviven en otras que las sustituyen. Lo que sí creo que hay lenguas superiores y otras menos ricas¹, como pasa con las personas. Y como ellas, nacen y mueren. Todas son tesoros. Pero el discurso de la vida y del mundo ha matado a muchas y ha creado otras². Yo de lo que soy enemigo es de digamos la respiración asistida, que siempre responde no a que se ame esa lengua sino a que se la utiliza como arma política, como un negocio del que muchos se lucran³.»

José María Álvarez: Antesalas del olvido, Madrid, Eds. Ulises, p. 381

———————

¹ La superioridad viene dada por la complejidad de su gramática, la facilidad de uso y expansión, la producción literaria que se lleva a cabo con su soporte, y, sobre todo, la utilidad para comunicar seres humanos, que es para lo que fueron creadas las diversas lenguas

² Y no ha pasado nada. Del mismo modo que han desaparecido especies animales y vegetales, y se han destruido ecosistemas planetarios enteros. Las causas de cada desaparición son particulares, pero tendrán que ver siempre con una o con dos de estas circunstancias: desaparición progresiva de los pueblos que la usaban y/o utilidad menor que otras nuevas que fueron surgiendo.

³ Yo, de lo que soy enemigo acérrimo es de que una parte que conoce dos lenguas (una minoritaria y otra mayoritaria y común) obligue a otra parte que sólo conoce la mayoritaria y común a hablar la lengua minoritaria sólo por cuestiones nacionalistas e identitarias, y no utilitarias