ÍNCIPITS DESAPROVECHADOS (1)

Los Íncipits son, en el plano literario, los comienzos de relatos, cuentos, novelas. Muchas veces, una narración surge del propio comienzo, aunque parezca un juego de palabras. Quiero decir que en ocasiones todo un relato se continúa porque se ha encontrado un inicio prometedor. Muchas otras (son abrumadora mayoría), se dispone del inicio, pero no se sabe o no se quiere continuar. Los que siguen son ejemplos de este segundo tipo. Pretendieron ser algo, y se quedaron en eso: en proyectos sin desarrollar, en potencias sin acto, en relatos que no lograron continuidad. Dejan, eso sí, amplio espacio a cualquiera para imaginar cómo seguirían. Y animo a quien esto lea, a que pruebe y concluya lo que yo sólo pude comenzar. Tiene todo mi permiso para hacerlo, y este escrito se puede mostrar como justificante de ello.

    1. Tráeme fruta. Y unas flores. Y papel y pluma. El final debe ser apoteósico.
    2. Puede que antes no quisieras escucharme. Ahora no te va a quedar más remedio: las bridas son metálicas.
    3. La monja no llegó a confesarse. Era pensar en aquellos labios, sin siquiera mirarlos, y todo era imaginar, y pecar.
    4. Si llueve, el agua terminará por ahogarte. Si no llueve, morirás de sed. Desaparecerás de mi vida de cualquier modo.
    5. Me gusta estar solo; también hablar solo, bien lo sabías. Pero ahora daría lo que fuese por que tus dedos me recorrieran de nuevo.
    6. Procura no juzgarme. Tú habrías hecho lo mismo. O peor. Quizá con mayor crueldad. Nunca te caracterizaste por tus preocupaciones éticas.
    7. Estoy leyendo tu libro. Jamás pensé que lo escribirías. Salgo demasiado en él. Te avisé de las consecuencias, si lo llegabas a hacer. No me llames traidor por esto.
    8. El director de orquesta llegó el primero. Aguardó, pero ningún instrumentista llegó al ensayo. El teatro estaba vacío. Buscó una explicación. Ninguna que fuera razonable le daría sosiego.
    9. Al cerrar la puerta de clase, los alumnos aguardaban sentados en perfecto orden. Creyó estar soñando. O recordando su propia infancia. Con horror comprobó que no era ni lo primero ni lo segundo.
    10. Caminando por la playa, encontré unas monedas. Eran de un período anterior, y ya no se utilizaban en el día a día. Con todo, las recogí. Pregunté por su valor en una numismática. Como esperaba, no valían gran cosa, pero el dependiente se percató de algo inusual.

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