LECCIONES QUE DA EL FÚTBOL

Si vivimos rodeados de fútbol, ¿por qué no utilizarlo a nuestra conveniencia? Yo lo hacía en clase. Aplicaba conceptos de historia o de geografía, usando a Messi, a Ronaldo, pero también a Cantona e Ibraimovic. Incluso a veces me atrevo a aplicarlos con el arte. Sí, también en el fútbol (como en el toreo) hay -puntualmente- belleza, arte. Otra cosa es que le concedamos la categoría de tal o no queramos concederle esa categoría, por prejuicios.

Yo los tengo. No me gusta el fútbol. Pero eso es hoy. Lo practiqué, y lo seguí con ardor. Hoy ya no. Objetivamente, me parece que ocupa demasiado tiempo como para dedicarle el mío -tan valioso-, y por otro lado, pienso que es un juego más simple que el mecanismo de un chupete, a años luz de mi juego preferido, el ajedrez, que también tiene mucho de arte. Pero es lo que hay. Después de los Juegos Olímpicos, el campeonato del mundo de fútbol es el acontecimiento planetario que más espectadores concita. Así que ¿por qué -insistimos- no usarlo como metáfora de la vida? Poder, se puede, como se podrá ver a continuación.

¿Qué lecciones nos puede dar el fútbol? Pues algunas, sin duda. Enumeremos

      1. Siempre se empieza cero a cero. De ahí su carácter imprevisible. Es una perogrullada, aplicable a la mayoría de los deportes con pelota. Pero es verdad. Cada encuentro es un nuevo reto, una nueva oportunidad. El pasado sirve, pero no sirve. Cada partido, es un nuevo comienzo, con probabilidades variables de éxito, como cada día de nuestras vidas.
      2. No siempre se gana, pero siempre se compite. Ni el mejor de los mejores gana siempre. Como en la vida. La diferencia está en ser competitivos, en cómo afrontemos cada asalto, cada partido, en cómo lo intentemos una y otra vez. Es verdad que a veces jugando bien se pierde, y que jugando mal a veces ganamos. El fútbol no es justo. Como la vida. Pero sí sabemos que jugando muy bien es más fácil que ganemos y que lleguen los resultados. El único modo de hacerlo muy bien alguna vez es intentar hacerlo bien siempre.
      3. El equilibrio es fundamental. ¿Ganaría algo un equipo con 11 delanteros? ¿Y con 11 porteros? Seguro: no. Necesita haber un equilibrio en todas las líneas. Como en la vida, necesitamos equilibrar los ámbitos de la familia, el trabajo, el ocio, el amor, la individualidad… Si sólo atendemos a uno de ellos estaremos tan abocados al fracaso como los equipos monoposicionales de la hipótesis inicial
      4. Por bueno que seas, hay que entrenar. Los talentos los tienen quienes poseen ciertos dones. Pero sin la práctica y la preparación, la repetición consciente de los movimientos, las tácticas, los lanzamientos, se malbaratan, se desvirtúan y hasta desaparecen. Lo que hace únicos a las estrellas es la conjunción de talento (único e intransferible, innato) con la práctica exhaustiva (repetitiva y programable, aprendible y asumible -o rechazable-). Los grandes dedican tiempo extra. Son los que no se conforman. Si algo se nos da bien, hay que ejercitarlo hasta la extenuación. Sólo así se podrán cumplir ciertas realidades y algún sueño.
      5. Hay decisiones injustas que te perjudicarán. El fútbol no es un juego perfecto. Los árbitros tampoco lo son. Además, hay errores humanos, pues todos los protagonistas lo son. Por eso, a veces nos veremos injustamente juzgados y habrá quienes tomen contra nosotros decisiones perjudiciales. Como en la vida. En el fútbol la técnica permite revisar esos errores mediante la repetición audiovisual del lance. En la vida, por desgracia -o por fortuna- no hay esa posibilidad. Podemos reaccionar desconcentrándonos, y cometiendo aún más errores. O también podemos sobreponernos, concentrarnos y seguir.
      6. El arma secreta de lo inesperado. Intentar una y otra vez la misma jugada y chocar contra la adversidad del fracaso. ¿Qué hacer cuando nada funciona? Algo diferente. Cambiar. Probar algo nuevo que sorprenda al rival. Algo creativo que brote de la imaginación, improvisando soluciones. También la creatividad se aprende
      7. Los cambios en el momento justo. Los entrenadores pueden cambiar un número limitado de jugadores. Ni todos a un tiempo, ni a todos. Hay que analizar bien cuáles son los problemas. Unos pueden ser obvios, otros imprevistos, otros difíciles de detectar. La solución requiere análisis de la verdadera problemática, comprender y detectar los fallos e intentar ponerles solución, ajustando líneas, probando otros movimientos. Cambios, en definitiva. El cuándo se realicen también tiene su importancia. La rapidez o la paciencia pueden ser vitales o letales.
      8. Resistir las críticas. Ni los más grandes se libran de las críticas. Por muy bueno que se sea, siempre habrá quien lo cuestione y ponga en entredicho. ¿Qué hacen los grandes? Seguir trabajando. Nunca se estará constantemente al cien por cien, y nunca se podrá contentar a toda la parroquia. Aceptar los halagos con el mismo escepticismo que las críticas es muy saludable. Hundirnos tras una crítica es tan paralizante como inflarnos de vanidad por un halago.
      9. Hasta que el colegiado pite el final. Pase lo que pase, mientras el balón ruede, pueden pasar muchas cosas. Persistir frente al “sentido común” o la “razón”, suele traer muy buenos resultados. No siempre, pero lo que está claro es que desistir antes de tiempo asegura la derrota siempre.
      10. Se dice jugar al fútbol. No se dice vamos a trabajar al fútbol. Es una idea importante, la del juego. Lo cual implica diversión, pasión, entusiasmo. Y crecimiento personal. Porque hoy se sabe que aprendemos mucho cuando jugamos, y no sólo cuando somos pequeños. Si no hay disfrute, no crecemos, pues olvidamos las verdaderas esencias de los juegos sociales, como es precisamente el fútbol.

También existen, y no pocos, los perjuicios e inconvenientes que el mismo fútbol puede provocar en nuestras sociedades actuales. Pero eso lo contaremos otro día

Pd/ Esta entrada copia parte del artículo Lecciones que da el fútbol, de Gabriel García de Oro, en EPS, cuya fecha lamento no haber anotado

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