Desde el inicio, ya empezó a preguntarse por todos los porqués. A la altura del noveno, tuvo la impresión de que iban a ser muchos, y todos ellos consistentes, sólidos, deterministas. A la altura del octavo, se acordó de sus padres: maltratadores, ausentes, indiferentes. A la altura del séptimo, aparecieron varias de sus novias: pragmáticas, egoístas, inconstantes. A la altura…
La marioneta ya no soporta más su papel, que ha sido siempre el mismo: principal, protagonista, irreemplazable. Ha planteado cambios en el argumento, ha aportado ideas, pero nunca fue escuchada. Sus hilos ya se le antojan cadenas. De repente, ve la luz, pese a la oscuridad del cajón donde reposa. Repta, se da vuelta, contorsiona su cuerpo varias veces, enreda…
Se acabó suicidando, sí. Pero desde que comenzó a escribir la larga carta al juez, hasta el día en que la terminó, pasaron muchas jornadas de escritura, de correcciones, de modificación del plan inicial, de nueva elección del tipo de letra, de compra del balduque y el lacre, de más correcciones, de introducción de nuevos temas y personajes, de correcciones…
—Eres un cobarde —dijo—, un indeciso, un fracasado, que nunca sirvió más que para dar bulto al cuerpo que respiraba por ti, que has dado de lado todas las oportunidades que la vida te fue brindando, que rechazaste cuanta posibilidad de ser un héroe anónimo fue surgiendo y que diste esquinazo a cada promesa que hiciste a quienes no merecías…
Su familia era la que le venía clavando la puntilla en los dos últimos años de inconvenientes seguidos, sin pausa ni aparente solución. Lejos de comprenderlo, la mujer y los dos hijos lo responsabilizaban del momento terrible que estaban viviendo. Así, él era el culpable de estar en el paro, de que no hubiese suficiente dinero para llegar a fin…
El pasado mes de enero moría con 91 años (ahí es nada) uno de los grandes de la Literatura francesa del siglo XX, Michel Tournier. El autor de El rey de los alisos y de Viernes, o los limbos del Pacífico (por nombrar sólo dos de sus obras, las únicas que he llegado a leer) dejaba este mundo envuelto en…