CON TODO MERECIMIENTO (MICRORRELATO)

Desde el inicio, ya empezó a preguntarse por todos los porqués.
A la altura del noveno, tuvo la impresión de que iban a ser muchos, y todos ellos consistentes, sólidos, deterministas.
A la altura del octavo, se acordó de sus padres: maltratadores, ausentes, indiferentes.
A la altura del séptimo, aparecieron varias de sus novias: pragmáticas, egoístas, inconstantes.
A la altura del sexto, surgieron unos cuantos amigos de diferentes épocas: burlones, narcisistas, aprovechados.
A la altura del quinto, su memoria recaló en los diferentes jefes que había tenido: tacaños, tiranos, explotadores.
Al pasar por el cuarto piso, recordó la cara de sus peores compañeros de trabajo: arribistas, delatores, serviles.
Cuando llegó al tercero, se le contrajo la expresión al aparecer en su cabeza el rostro de su mujer: despreciativa, infiel, calculadora.
A la altura del segundo, sus tres hijos, varones todos ellos, desfilaron por su recuerdo: abusadores, consentidos, crueles.
Y al llegar al primero, llegó por fin a la conclusión de que merecía todo lo sucedido, y por tanto había hecho lo correcto.
Al estrellarse contra el suelo, la coherencia envolvió con una alegría suprema su corto viaje voluntario.
Del libro inédito Micrólogos

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