LA YEGUA DEL MERENDERO

LA YEGUA DEL MERENDERO

La yegua no nos tenía miedo ninguno. Se la notaba acostumbrada a la presencia de humanos. Con todo, no dejaba de mirarnos de reojo, a cada poco. Puro instinto, supongo. Como estaba muy limpia y parecía sana, nos acercamos, a ver si éramos capaces de acariciarla. Y, sí, nos permitió acercarnos, y cuando le dimos la mano para que la…

Leer más