Echo de menos a mi madre. Muchísimo. Pero aún no aprendí a expresarlo con palabras.
¿Qué puede pensar una niña de 11 años, ante una cámara semiprofesional que ocupa tanto como su pequeña cabeza? Asaltada desde la cuna por alguien que le ha hecho fotos desde el primer momento, es seguro que está más que acostumbrada a que el “tito Eduardo”, cada vez que se encuentran, le tire unas cuantas docenas de tomas, a la…