El gato es receloso. No se fía. Pese a que me acerco con sigilo, mirando para otro lado, el gato interrumpe su tarea, y me mira fijo. Le molesto. A él y a otros compañeros, que se afanan en hurgar los fondos de un contenedor de basura lleno sólo a medias. La cara refleja todo lo que siente. No soy…