Porque nos gusta el fuego, porque nos atrae la noche, porque nos encanta que nos sorprendan, porque no sabemos cuándo va a estallar el color, porque el olor a pólvora que queda en el ambiente nos conecta con pasados más violentos, porque suponen una victoria técnica del hombre frente al medio, porque el ruido y los fogonazos son como tormentas…