¿POR QUÉ NOS GUSTAN TANTO LOS FUEGOS ARTIFICIALES

Porque nos gusta el fuego, porque nos atrae la noche, porque nos encanta que nos sorprendan, porque no sabemos cuándo va a estallar el color, porque el olor a pólvora que queda en el ambiente nos conecta con pasados más violentos, porque suponen una victoria técnica del hombre frente al medio, porque el ruido y los fogonazos son como tormentas polícromas bajo control, porque los reflejos del magnesio transfiguran nuestros rostros durante unos instantes, porque el reflejo en las aguas dota a esas figuras de una duplicidad hipnótica, porque nos impulsa a capturar en imágenes estáticas lo que por definición es volátil y cambiante, porque nos gusta imaginar formas reconocibles donde no existen, porque es un modo de estar muchos juntos mirando algo al unísono, porque nos encanta ser convocados y acudir en masa, porque nos fascina tomar como real lo que no lo es, porque albergamos un yo estético o artístico que es capaz de transigir con que lo no útil pueda sobrepujar a lo necesario durante media hora al menos, porque podemos observar palmeras luminosas en lugares donde no hay ni de las vegetales, porque nos encanta comprobar cuán efímera es la belleza a la par que nuestra vida continúa tras el espectáculo, porque mirar al cielo durante un buen rato nos recuerda los tiempos en que aún implorábamos a los dioses, porque aún albergamos el niño que un día fuimos, porque nos conmueve el temblor del aire en las pupilas…

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