La profesión que más admiro, además de la mía referida a la infancia (es decir, los maestros y maestras) tiene que ver con la sanidad. Pero dentro de la ella ¿cuál de sus variedades? El prestigioso cirujano, la solícita enfermera, el especialista en un tema concreto? No. Lo más admirable, a mi juicio, es el que antes llamábamos “médico de…
El 23 de septiembre del 91 dio comienzo una aventura muy curiosa en mi devenir: publiqué durante todo un curso académico, y con periodicidad semanal, una columna en El Diario de León, dentro del suplemento de educación “Aula Magna”, que editaba ese periódico. No llegué a esa fórmula porque mi fama de periodista universitario hubiera trascendido fronteras, ni porque las…
Le gusta esa puta, porque además de hacer lo que a él más le excita, es una mujer culta, leída, que tuvo su momento dulce y lo dejó pasar. Pero cuando aún la hora no se ha cumplido, entre volutas de humo y alguna bebida del mini-bar, puede charlar con ella, que le da cumplida réplica. Hasta el punto de…
De siempre me hablaron de ti. Ya de pequeño. Pero nunca te veía. Fui leyendo desde chiquito, y cuando el mundo griego se apareció ante mí, tu ausencia pesaba lo suyo, presa quién sabe dónde. Por los 18, comenzó todo. Unas veces me impulsaba una energía irresistible. Otras, no sabía por qué lo hacía todo. Pasaba del entusiasmo más extraordinario,…
Tras el batacazo que supuso abandonar mi tesis doctoral, que originó mi decisión de opositar, ya contada en el anterior hito, transcurrieron varios meses que yo llamo mi “depresión particular”, la etapa con más angustia en el alma que he pasado en mi vida. La fui sobrellevando, sublimando, enmascarando, día a día, mes a mes. E intenté solventarla como pude,…
Dicen que un tal Gúrpide le puso distancias al viento y que tasó su medida por sobre los abismos de noches tensas y tercas de escándalos solitarios y aromas verdes entre tanta sal. Dicen, también, que es inútil andar tironeando por ahí, sea del aire o el viento, el agua o la lluvia, de la letra o el libro, con…
Poco a poco, suavemente, sin que se note, voy escribiendo renglones en los que me derramo sin la seguridad que pudiera reportarme un tranquilo transcurso lleno de logros y obras. Con lentitud, con paciencia, con ese impulso añadido, sin que se me oiga. Así soy, así me comporto. Como las yemas de los árboles, pacientes, hermosas e incuestionables. Así escribo,…