SOMBRA RIVAL (MICRORRELATO)

Mientras hacía puños contra el punching, se sentía bien, distendido, poderoso. Cuando se entrenaba con el saco, su sudor le parecía la mejor coraza contra el mundo. Pero cuando peleaba con su sombra, no podía resistir la tentación de pensar que ella siempre le esquivaba, que era inalcanzable, la que siempre salía indemne de sus golpes, la que jamás se agotaba. Eso fue así, año tras año, y sus combates, que se contaban por victorias, no lograban satisfacer su ansia de derrotarlo todo, incluida su sombra. Era un campeón reconocido, pero sus muchos campeonatos no le quitaron nunca la impronta de tristeza del rostro. Su sombra se le resistía. Hasta que un día encontró la solución, comprobó que la única forma de derrotarla y que no se moviera, que no se le escapara, era cuando se derrumbaba sobre ella. No le importó así perder su último combate, con el gimnasio vacío, con sólo un foco arrojándoles luz desde lo alto. La sombra, humillada, no se volvió a mover jamás, ni a tener aquella especie de vida propia. El campeón, tampoco.

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