NECESIDAD DE LO IDÉNTICO (MICRORRELATO)

Mientras conducía, quitó de su dedo el anillo que le identificaba como hombre casado. Las posibilidades de la noche eran infinitas. Llegó a la fiesta muy alegre y animoso. Entre el bullicio, buscó a alguna mujer de su agrado que pareciese sola y dispuesta a compartir unas horas de engaño y placer. Finalmente eligió a una por la que sintió una irremediable atracción. Luego cayó en la cuenta de que tenía un intenso parecido con su esposa. Le preguntó su nombre, con la mejor de las sonrisas y la mayor de las zozobras. Se llamaba igual. Su aroma era el mismo, y su sonrisa tan cautivadora como la de su mujer. También poseía la leve cicatriz bajo el cuello que le dejara una rama al romperse. Ella también se encontraba muy interesada en él y el acercamiento pronto se coronó con un beso de sabor distinto, pero de formas reconocibles. La noche siguió su curso y su capacidad de seducción y de ser seducido se demostraron intactas. En ese punto, él decidió dar un golpe de efecto a su noche de reestreno, y llevarla a su propia casa. La extrañeza por encontrarla vacía sólo duró unos instantes. La noche de pasión fue devastadora, como él ya no recordaba. A la mañana siguiente, ella se había ido antes de que él despertara. En una nota, la mujer lo insultaba a lo largo de varias líneas y se despedía para siempre, con un estilo muy depurado, que él conocía tan bien.

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