POCO A POCO, SUAVEMENTE

Poco a poco, suavemente, sin que se note, voy escribiendo renglones en los que me derramo sin la seguridad que pudiera reportarme un tranquilo transcurso lleno de logros y obras. Con lentitud, con paciencia, con ese impulso añadido, sin que se me oiga. Así soy, así me comporto. Como las yemas de los árboles, pacientes, hermosas e incuestionables. Así escribo, cada día o cada semana. Así trabajo, leo, corrijo, edito. Con la cadencia suave de quien no teme el proceso del tiempo, ni su desgaste. Con la inevitabilidad que siente el neurótico, el obsesivo, el loco.

En el diario Migas para el bosque, entrada de 15 de Mayo de 1998

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