LA ESCLARECEDORA CARTA DEL ABUELO NEFANDO (MICRORRELATO)

Hace algunas semanas que murió el abuelo. Me llevó varios días decidir si el hecho me entristecía, me alegraba, o sólo me aliviaba un tanto. La fecha de la lectura del testamento, hoy mismo, me había citado el notario un poco antes en su despacho para darme una carta a mi nombre. Dijo que debía entregármela en mano, personalmente. La idea ya me desestabilizó por completo. Así, desde que estuvo en mis manos, ya apenas atendí a los otros asuntos. Lo de la herencia, cuantiosa, pasó a un segundo plano. Me bullía la cabeza, y si bien decidí leerla tranquilo en casa, me costó no ceder a la tentación. En el trayecto de vuelta no dejé de hacerme conjeturas, ninguna de las cuales me tranquilizaba. Cuando aun sin cambiarme leí por fin su contenido al lado de la chimenea, me quedé sin reacción. Hube de leerla más veces. Cuatro o cinco, no sé bien. Con mayor detenimiento cada vez, escudriñando el sentido último de cada palabra. Por fortuna, no era muy larga. Pero cada lectura añadía más rabia a mi alma. Lo que no había querido admitir desde aquel día de mi infancia, era corroborado por fin por el principal protagonista de la historia. Encajaban así todas las piezas desordenadas. Y con una crudeza absoluta. Aunque la confesión no incluía arrepentimiento alguno. Casi lo agradecí. Ahora podría dedicar todas mis fuerzas a denigrar su memoria y a destruir su inmaculada reputación. Ahora mi odio podía crecer sin límite.

Del libro inédito MIcrólogos

Deja un comentario