ECONOMÍA DE LENGUAJE

HOLA. Caben pocos ejemplos de mayor economía de lenguaje, que estas dos palabras en una ventana de un colmado que había quebrado. No sería inverosímil imaginar que los dueños fueran mudos, y desearan que los clientes supieran que pese a sus deficiencias, eran amables y educados con quienes venían a mercadear con ellos. Claro que también cabe la posibilidad de que desearan la pronta llegada de sus clientes, y que ansiaran su pronta marcha con mayor presteza aún que la de la entrada. O, simple y llanamente, podía ser la forma en que un crío entretuvo su ocio o su hastío, rayando en la pintura dos palabras fundamentales en cualquier cultura, la de un comienzo, un encuentro, un deseo cordial, por un lado; y la de la despedida, la conclusión, el final definitivo, o tal vez el deseo del pronto reencuentro. ADIÓS.

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