El año 2024 no ha supuesto un récord personal en el número de lecturas, pero anduvo cerca. Me he leído 157 obras de temática y volumen muy diversos (el tocho más grande fue El ocho de Katherine Neville, y los más finos, varios álbumes de cómic). Pero también hay que mencionar que quedaron 24 más sin terminar de leer -que pasan a estar pendientes el año recién estrenado-; y que abandoné la lectura (sin posibilidad de redención) de otros 6. Por ese punto, no hay queja de ningún tipo. Las ventajas de la jubilación, y ser el primer año entero post-mudanza definitiva, han contribuido a ello.
De los 157 libros, 10 lo fueron de manera conjunta con tres personas distintas, con quienes he puesto en práctica una idea que de momento funciona bastante bien. El asunto es que planteé a tres personas diferentes, y por vías sin conexión la lectura de una obra cada cierto tiempo, que fuera elegida alternativa por cada uno de los intervinientes y que se acordara por consenso. Se trataría de un experimento de “talleres de lectura por parejas”. El procedimiento, con dos de las tres personas implica que al que le toca turno elige tres libros que tengan algo que ver (tipo de autores, volumen de páginas, temática, género, etc.) y se lo propone al otro, que es quien, libremente, escoge la obra que más le gusta o le interesa, y es la que se lee de manera conjunta. En el caso de la tercera persona, negociamos ante un café la obra siguiente, apelando a criterios que surgen sobre la marcha. Luego, el procedimiento es el mismo. Los plazos suelen ser mensuales o bimensuales. Pero como yo dispongo de más tiempo (y de mayor obsesión neurótica lectora, todo sea dicho) soy generoso con los posibles retrasos hasta que la otra persona concluye su lectura. A continuación, ponemos en común todas las ideas que la lectura de la obra elegida nos hayan suscitado. Debo decir que estoy contentísimo con el resultado de lo realizado hasta la fecha, independientemente de lo distintas que son por su cuenta cada una de mis tres compañeras de lectura. Sí, escribí, bien. Las tres son mujeres. Signo de los tiempos. Además, los hombres se adecuan en general peor a este tipo de actividades. Alguna razón habrá.
2024, debería ser recordado, pues, por ser el año del inicio de los “talleres de lectura por parejas” y por haber sido un año de muchas y variadas lecturas, tanto en papel como en tableta (nunca me acomodé bien al lector electrónico que me compré hace años; y acabé regalándolo).
Pero como la vida no me da para leer lo que desearía, que es siempre más de lo que humanamente puedo, me suscribí a dos aplicaciones para móvil (Blinklist y Headway) que “resumen” libros tanto en formato audio como en texto escrito. No las frecuento lo que debería, pero me he enterado de lo principal de 15 libros (suelen ser ensayos o textos de no ficción), que me ha animado a comprarme alguno de ellos y leerlos por entero, dado el interés que me suscitaron.
Por contra –nobody’s perfect-, escribí poquísimo, más allá de unas cuantas entradas en la parte “Palabra” de mi página web Fotografía y palabra. Poquísimo, en verdad. Lo más reseñable fue el inicio de una nueva serie de textos mínimos, tomando como base el formato “íncipit”, de los que escribí casi un centenar. Pero este año no escribí ni un solo cuento, ni siquiera un miserable microrrelato.
Por último, debo apuntar que mi biblioteca digital ha seguido creciendo mucho, y que la cantidad de volúmenes en formato .epub y .pdf ha adquirido un volumen considerable, lo que ha motivado/excusado que me haya regalado hace poco una tableta más actual, más grande, más fina, más potente. Y hasta ahí puedo contar.
Continuará. En la próxima entrada, me referiré a las obras leídas que han resultado lo mejor del año