APRENDIENDO HASTA EL FINAL (MICRORRELATO)

Piensa despacio, dispones de tiempo. Te parecerá poco, pero verás cómo se vuelve espeso, eterno, inacabable. Tienes tiempo, y recuerdos que proyectar. Forman parte de la sentencia: que recuerdes, que sufras, que te arrepientas. Que mueras también, sí; pero eso es lo de menos, ya lo verás: un instante apenas. Lo malo es lo que rondará por tu cabeza en los instantes últimos. Ahí ya no recuerdas nada, ni te da tiempo a arrepentirte, ni a sufrir por lo que hiciste o por el dolor causado: sólo es la ansiedad, que te disuelve por dentro: ansia por saber qué sucederá de verdad. Sabes que serás ajusticiado. Muerte instantánea, por fortuna. También sabes de qué forma, aunque no intuyes cómo a vas a reaccionar al final, lo que vas a sentir. Pero eso, que hará que sufras también, es una oportunidad más de que los últimos segundos de tu vida te ofrezcan un último aprendizaje. No podrás recordarlo. No podrás transmitirlo. Pero aprenderás algo hasta el último minuto. Eso es todo un privilegio. Piénsalo bien. Hay personas a quienes la muerte les llega de repente, en una fatalidad, o que se mueren de improviso, sin darse cuenta; o incluso esos pobres desgraciados con la mente ida, que ya ni son siquiera. A ellos la muerte no les va a servir de nada. Pero tú sí podrás aprender algo hasta el último instante. Podrás sentir el frío de la argolla cerrarse sobre tu garganta y oirás unos goznes metálicos crujir a tu espalda, hasta que el frío cono puntiagudo alcance tu cuello. Entonces, puedes prepararte para el último momento en que aprendas algo y sientas por última vez: la forma en que el punzón del garrote se te introduzca de golpe con una vuelta final de la gran rueda y tus conocimientos y sensaciones cesen ya para siempre. No podrás recordarlo. No podrás transmitirlo. Pero acabarás sabiendo algo a lo que casi nadie habrá podido acceder hasta hoy. Todo un privilegio, tenlo por seguro.

Del libro inédito Micrólogos

Deja un comentario