Anduve buscando alguna imagen que pudiera simbolizar cuanto hemos pasado este año olvidable, aunque no lo olvidemos jamás. Me salían todas demasiado brutales. Al final, opté por ésta, que puede simbolizar el sacrificio, la ayuda, la solidaridad que han quedado bien demostrados todos ellos a lo largo de estos meses. No de todos, quede eso claro. Pero esos no merecen ahora que se hable de ellos. Del personal sanitario, el que trabaja en residencias y centros de día, el profesorado, el sector de transportes, el comercio alimentario, las organizaciones que han contribuido a que esta pandemia haya tenido consecuencias algo menos dolorosas o terribles, y de algunos más que se me olvidan seguro, de ésos sí que hay que hablar. Por verle algo positivo a tanto elemento negativo. Vaya desde aquí mi homenaje a todos aquellos que lo hayan merecido. Y mi desprecio más violento a quienes se han aprovechado de alguna manera, o han obstaculizado decisiones, o no han sabido estar a la altura de lo esperado (y no supieron disculparse siquiera por ello).

Pd/ La foto muestra a dos personajes mitológicos -cuyo nombre no capturé-, que se hallan en el Jardin de la Fontaine, en la ciudad francesa de Nîmes