ICONOCLASTA: Pobre ser incívico, desfasado e insociable que no se da cuenta de la verdadera utilidad que las imágenes han adquirido hoy día, por lo cual las combate con bastante ahínco e incluso un punto de fanatismo racional.
IDEA: Objeto mental en vía de extinción que se caracteriza por albergar en su seno una alternativa, una mejora, una luz, una explicación, una posibilidad, un razonamiento, una genialidad.
IDEAL: Esa escultura alabastrina, ese paraíso que nunca mereceremos y que nunca llegaremos a ver, esa idea magna por la que poder vivir muy mal y morir muy bien.
IDEALISMO: Doctrina que impulsa a tener fe en que lo que no ha podido cambiar en unos pocos millones de años de evolución lo pueda hacer en unos pocos lustros.
IDEÓLOGOS: Gente con nada mejor que hacer que producir ideas; mal hilvanadas, eso sí, lo cual no les impide intentar colarlas a los demás con metodologías diversas, que abarcan desde la persuasión sutil hasta la amenaza de desnucamiento como réplica a una negativa.
IDIOCIA: Deficiencia mental cuya presencia crece hoy a un ritmo alarmante que a todos asusta y cuyas raíces nadie se explica, habida cuenta de que hoy existen medios como la televisión, el fútbol, u otras drogas con que poder paliar la epidemia.
IDIOTELEVITONTO: Exponente feliz y confeso de la idiotelevitontería (acrónimo de los vocablos “idiocia”, “televisión”, “tontería”, ya de por sí bastante redundantes).
IDÓLATRAS: Aquellos adoradores de dioses, diosecillos, fuerzas naturales, imágenes, que no se dan cuenta de que sólo hay un Dios —con muchos nombres y talantes diferentes, bien es cierto, pero tan sólo uno—; con lo fácil que resulta comprobarlo.
ÍDOLO: Objeto que se adora por motivos cuya realidad última se quiere desconocer, pues si se conociera la verdad de todas las verdades, no quedaría nada que hacer, nada que esperar, nada por lo que poder justificar seguir viviendo.

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