LA BUENA VIDA ¿CARA?

Nos hace reír, pero este mensaje encierra una falacia fundamental. Tanto, que mucha gente la cree a pies juntillas. Y es la base de la que beben todas las actividades que tienen que ver con el juego. Nos hace reír, y el mensaje nos parece simpático y amable, pero la carga de profundidad que implica es demoledora para cualquiera, si no sólo la acepta, sino que la pone en práctica.

La buena vida puede ser cara, o barata, o un intermedio de ambas. La buena vida, superadas las necesidades elementales o básicas, depende de cuáles sean nuestras metas, nuestros gustos, nuestro carácter. El concepto bueno no es objetivo, que es lo que pretende trasladar esa frase. El es el mismo fin de las campañas publicitarias del tipo “no tenemos sueños baratos”. El concepto de “calidad de vida” es por completo sujeto a la subjetividad de quien lo comente. Y tan buena vida es la que se lleva un ricachón feliz (pues si no es feliz, no tiene buena vida), como un monje shaolin en su monasterio (siempre que sea feliz, pues si no, tampoco valdría la frase). No es verdad lo que apunta la frase. Pero a muchos les encanta creerlo, y seguir sus dictados, como meta última. Cuando se percaten del error, para la mayoría ya será demasiado tarde. No digan que no avisamos con tiempo. Aunque, bien pensado, ¿a mí qué más me da?

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