ENTRETENIENDO EL TEDIO

Mientras aguarda pecadores a quienes confesar, el cura entretiene el rato haciendo crucigramas. No debe entenderse que dilapida su tiempo: lo invierte. Ya Juan lo advierte al inicio de su evangelio: en el principio, fue el Verbo, es decir, la palabra. Y si lo fue en el principio, lo será en el tramo medio, y lo será al final. Por eso, los crucigramas le permiten entrenar la mente en aquellas lides para las que fue más dotado. Porque ¿qué es él, sino palabras? ¿Qué lleva haciendo desde su ordenación, sino leer palabras, escandirlas y pronunciarlas? Bien al colectivo, en sus sermones, bien entregándolas en la intimidad del confesonario, al individuo. Pero ahora, una se le atasca, aunque la conoce de sobra. Las letras de alrededor le dan pistas, pero ahora mismo se le atrabuca la respuesta. Horizontales, con doce letras: “Cansancio del ánimo originado por falta de estímulo o distracción, o por molestia reiterada”. Hay una “a” al inicio y una “o” al final, y en el medio una doble “rr” y también una “m”. Pero no le sale. Se obsesiona, y se cansa. Ya es algo viejo. El blanco de su barba y de sus escasos cabellos lo delata. También la postura encorvada. «Ya no soy el que era, está claro». Y mientras espera pecadores a quienes escuchar y a quienes absolver, se impacienta cada vez más con la dichosa palabra, que esa mañana no le saldrá y le dejará el crucigrama inacabado. Pero que refleja a la perfección su verdadero estado de ánimo, aunque él no lo admita, ni lo confiese jamás.

2 Comentarios

  • Emma
    Posted 29 de mayo de 2022 08:20 1Likes

    Más que cura, parece un evangelista.
    (Por cierto, a mí tampoco me sale “la palabra”).

    • Eduardo Arias Rábanos
      Posted 29 de mayo de 2022 09:51 0Likes

      Ye que nun faces crucigramas, y como te quedaste en “yunque de platero”: tas… pues eso, que no te sale. De lo del evangelista, tomo nota

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