Otro día igual. Y eso que ayer le dije que hoy me dejarían estar más rato. Pero claro, ella nunca me contesta. Sólo me mira a veces, muy seria. Y no sé si le caigo mal o no quiere que esté. Como no me habla… Pero es que es tan, tan guapa. Y con ese bikini oscuro que hace que la piel parezca más blanca… Yo ya no sé qué más decirle. Le conté todo, lo de las vacaciones, lo de mis padres que casi se separan la primavera pasada. No sé si tiene hermanos. Sólo conozco a la madre, que no es como ella, porque es morena. Así llevamos varios días. Sé que se llama Claire, porque se lo oí varias veces a su madre. A veces, vienen algunos amigos a jugar con ella. Y con ellos sí que habla. Y chapotea también. Pero conmigo no. Y no entiendo por qué. Con ellos ríe mucho, y corre. Pero conmigo siempre está seria y se queda ahí sentada. A veces juega con el agua haciendo líneas con el dedo. Aunque cuando lo hace no me mira: sólo mira la figura que va haciendo. Cuando estoy mucho rato así, hablándole sin que me conteste, acabo cansándome. Entonces, paro, y miro a otros lados, porque siempre hay mucha gente. Entonces ella chapotea fuerte y me distrae. Y la vuelvo a mirar, claro. Es que es tan, tan guapa. Con ese pelo tan bonito. No sé si le caigo mal. Pero si le cayera mal, se marcharía, o me gritaría, no sé. El caso es que así llevamos varios días, y todo lo que le digo no sirve de nada. Me parece que jamás será mi amiga. No sé. Me parece. Creo.