Pregunta 236 (v. pregunta 68) El hecho de vivir como si usted controlara su propio destino, ¿ocasiona una vida más plena? Pues por supuesto, pensar lo contrario ya implica escasez de miras, o bien un insulto a mi inteligencia. Yo aquí suprimiría el “como”, el cual me da la impresión de que es tomado como una hipótesis poco probable, cuando…
En los tiempos modernos hay demasiada obsesión con la felicidad. Pasamos más tiempo buscándola, que viviendo, parece. Pero creo que es un error, como toda ilusión, en los dos sentidos del término. A mí la palabra no me gusta (prefiero la del bienestar), pero convengamos en la tradición, y hablemos de la felicidad, que es algo tan subjetivo que ni…
Pregunta 32 ¿Aceptaría veinte años de extraordinaria felicidad y plenitud si eso significara que usted moriría al final de ese período? Lo único que puede hacer soportable la existencia en su transcurso es la ignorancia de la fecha de la muerte, lo que genera proseguir con metas, con expectativas, con proyectos. Ser el único animal que conoce que morirá, ya…
¿Quién habla de estrés? ¿Quién, de agobios multitudinarios? Todo se puede resolver usando la inteligencia, y eligiendo lo que mejor convenga, o lo que menos daños produzca. El problema es cuánto la usamos y cómo elegimos, si de verdad lo hacemos. La mujer de la imagen ha escogido el apartamiento de los demás, en un día de intensidad veraniega de…
Pregunta 4 Si pudiera pasar un solo año en perfecta felicidad, pero después no recordara nada de la experiencia, ¿lo haría? En caso contrario, ¿por qué no? Si dicha posibilidad existiese (que no existe, puesto que la felicidad es una sensación, no un estado, y es puntual, no duradera), lo verdaderamente útil de la experiencia sería poder recordarlo, es decir,…
Un día redondo puede comenzar tras haber dormido dos horas más de lo que la cotidianidad marca durante la semana. Ha de ser al lado de quien más se quiere, y alear el progresivo despertar con unos cuantos mimos, unas cuantas palabras y unas cuantas risas, que pongan el cerebro en la disposición adecuada para arrancar la jornada. A continuación,…
Sólo justifico un día con palabras. Si las profiero, me encuentro feliz. Si las leo, puedo asegurar que durante un lapso de tiempo mis pesadumbres habrán desaparecido. Si las escribo, me habré olvidado de todo y de todos, acaso también de mí. Si, como hoy, aúno los tres placeres, el día no sólo está justificado, sino que adopta con facilidad…