LAS PREGUNTAS DE GREGORY STOCK (4)

Pregunta 8
¿Preferiría ser integrante de un equipo deportivo que fuera campeón mundial, o ser campeón en un deporte individual? ¿Qué deporte elegiría?

Sin ninguna duda, me gustaría muchísimo más ser un campeón más modesto, pero campeón al fin y al cabo, de un deporte individual. Detesto todo lo que tenga que ver con el grupo y soy un individualista extremado, y en ocasiones hasta feroz. No dudo que hay deportes cuya belleza o poderío depende del grupo y que si sólo los hubiese individuales la cosa sería más aburrida. Pero para mí la pregunta no ofrece duda. Lo más hermoso de todo tipo de combate no cruento es la confrontación de dos cuerpos, de dos inteligencias, de dos individualidades frente a frente, sin más ayudas que las meramente técnicas o auxiliares, sin otros instrumentos que extiendan el poder del hombre más allá de sus cualidades naturales, sin trampa ni cartón. Por eso, los deportes que no requirieran ni raquetas, ni arcos, ni pértigas, ni armas, ni palos, ni mazas, ni vehículos, ni vestuario excepcional, ni complementos que prostituyan la confrontación pura entre los contendientes, serían los que yo preferiría. La carrera, la lucha, ambas en sus distintas modalidades, serían los que contarían con mayor aprobación de mi parte. Y de ellos, aquellos que opusieran a los participantes de dos en dos. Por último, escogería cualquiera de las formas de lucha oriental (yudo, kárate, full contact) o el boxeo sin ir más lejos.

Sin embargo, el deporte que más me fascina y de cuya práctica me gustaría ser un verdadero campeón sería el rey de los deportes-juegos de inteligencia, es decir, el ajedrez. No existe forma más brutal de combate con menos derramamiento de sangre o de contacto físico, no hay lucha más silenciosa, más intensa, más inteligente. En esta modalidad sólo dos personas frente a frente, nunca mejor dicho, ponen en liza sus conocimientos, sus caracteres, sus temperamentos, su fuerza, su resistencia, su astucia, su agresividad. Y todo ello, inmersos en una soledad absoluta dentro de sus cerebros, de sus corazones. Habrán podido tener apoyo, entrenamiento previo, pero a la hora de la partida, sólo el rival y el reloj son sus contrincantes y contra ellos sólo está uno para contrarrestar su acción. El ajedrez es el deporte supremo. Ser campeón de ajedrez sería la categoría laureada que yo escogería frente a cualquier gloria colectiva, fuera de la repercusión o importancia que fuera. Para mí sería algo secundario obtener un título o premio con otras personas, con las que formaría un equipo. Siempre me cuestionaría cuál fue mi grado de participación y cuál la responsabilidad de los demás en dicho éxito. Y sólo esa sospecha y la necesidad de repartir gloria con algunos más ya bastaría para que la satisfacción no fuese completa.

Pd/ Los textos que responden a las cuestiones formuladas en El libro de las preguntas de Gregory Stock, fueron creados entre 1998 y 1999

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