EL NIÑO YA SE PASÓ (MICRORRELATO)

Lo del niño ya sobrepasó todos los límites. Cada uno de nosotros ha aguantado lo suyo, pero lo de la otra semana superó todo lo tolerable. Su hermana aún pretendió defenderlo, pero el caso es que su madre a punto estuvo de ahogarse en el pozo, mientras él se partía de risa apoyado en el borde. De modo que lo cogí de un brazo y comencé una azotaina que a mí se me antojó larguísima, pero que él encajó sin inmutarse. De hecho, terminé yo más cansado en mi brazo derecho que él con su trasero enrojecido. Sin derramar una lágrima, se fue a su cuarto con actitud insolente y despreciativa. A la mañana siguiente, su hermana amaneció con una gran “pe” sobre su pecho, dibujada a punta de navaja. La cama estaba toda perdida de sangre. Pero no nos despertaron sus gritos (aún no sabemos cómo logró hacerlo sin que ella se despertara). Nos despertaron sus aullidos bestiales, proferidos desde la azotea de la casa. En un rapto de lucidez irreflexiva, decidí eliminarlo para siempre. Pero aun así, fallé, y el maléfico engendro tuvo la osadía de grabarlo todo en su móvil. La denuncia por malos tratos ya está en los juzgados. Esperamos en breve la llegada de la policía judicial para que me detenga. Yo iré a la cárcel. Seguro. Pero no lo doy por mal empleado. La criatura acabará en algún centro de acogida. Será el único modo de librarnos de él.

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