COMPLEJO DE EDIPO (MICRORRELATO)

El hijo de Layo nunca pensó el parricidio; del mismo modo, jamás planeó el incesto con Yocasta. Pero primero arrebató la vida a su padre y acabó casándose con su madre. También terminó sus días ciego por propia mano, de resultas de su inconsciencia y de los remordimientos que lo ahogaban cada día más. Su destino fatal, en definitiva. Contigo me pasa lo mismo: apenas te deseo, me tratas siempre como a un crío; encima no soporto la persistencia de tu padre para adelantar nuestra boda, y te confieso mi creciente necesidad de liquidarlo. Además, vi cómo cegabas los palomos para que sirvieran de reclamo en las cacerías de tu finca, y tras matar los conejos en el patio, son sus ojos los que arrancas para sangrarlos. ¿Cómo no voy a tener complejo de Edipo?

Deja un comentario