ANUNCIO DE ANUNCIACIÓN (MICRORRELATO)

—Pero ¿cómo que preñada? (…) Si no me has dejado tocarte aún. (…) ¿Cómo lo sabes? (…) Pero ¿cómo que te lo dijo una luz blanca con alas? ¿Qué bobadas son ésas? (…) Y, si lo sabes, ¿de quién es, a ver? (…) Y… pero… ¿de una paloma? Pero ¿tú te crees que porque yo sólo sea un carpintero me chupo el dedo? (…) ¿Con quién te crees que estás hablando? (…) Si ya lo me lo advirtió tu padre, que tenías mucha imaginación, pero ahora… (…) No, no digas nada, anda, y vete para casa, que ya hablaremos en serio tú y yo. Dios mío, es tonta, tonta; o una ramera de cuidado, que no sé qué será peor. Lo malo es que no sabré cómo salir de dudas hasta que pasen los meses. Dios mío, ayúdame. Ten piedad de mí y que este despropósito o esta deshonra no sea la comidilla de nadie. Te lo suplico, apiádate de tu siervo fiel: que nadie se entere.

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