Cuando se intentan este tipo de tomas, no sabes nunca lo que obtienes hasta que ves la imagen, porque la velocidad lenta utilizada permite que “pasen” más cosas de las que un disparo normal capta. Por eso, cuando observé la foto con mayor detenimiento, me di cuenta de algo que sin embargo salta a la vista de inmediato: todas las palomas están comiendo desaforadamente o colocándose en la mejor ubicación para hacerlo; todas, excepto una, en la parte inferior de la imagen, que parece alejarse de lo que parece un sindiós de violencia egoísta por acceder a la comida que alguien les ha arrojado hacía unos instantes.

Esa paloma, que es la única que parece pensar que el tumulto no es para ella, que prefiere buscar alimento en foros menos concurridos, aunque tarde más y le cueste mayor esfuerzo; esa paloma que parece hastiada de ese frenesí irracional de la lucha por la supervivencia, y se aleja para evitar salir mal parada en cualquier envite, intencionado o por azar; esa paloma, hoy, es mi heroína. La que mejor refleja mi estado de ánimo. Al menos, del social, porque del otro estoy divinamente