HACER BIEN LAS COSAS, AL GAUDINIANO MODO

Antonio Gaudí dijo: «Para hacer bien las cosas es necesario: primero, el amor, segundo, la técnica». ¿Precisan más palabras que acompañen esta tautológica genialidad? No, pero sí. No, pero aun así yo insisto. Siempre hablo demasiado. Pero para hacer las cosas bien, creo, sólo es necesario la técnica (y la mecánica que da la experiencia), que puede ser insípida y átona, pero eficaz. Otra cosa es que hablemos de hacer las cosas de un modo único, como por ejemplo podría servir la obra del arquitecto catalán más universal. Si tratamos de elaborar algo único, o distinto, o alejado de lo que surge de la cotidianidad, hace falta muy buena técnica. Mucho amor, también. Pero sin ese cerebro que conecta áreas impensadas con anterioridad

Entonces, ¿cuál es el motor primigenio? El amor, el entusiasmo, el endiosamiento, el chispazo puntual. Sin ese primer reactivo, ninguna técnica, por muy depurada que sea, puede llevar a puerto distinto de los habituales. ¿Y la ejecución? Ahí sí es la técnica la que puede apurar los elementos, enlazándolos del modo correcto. Pero si no sólo buscamos corrección, sino arte o maestría, no sirve el camino trillado. Servirá el trabajo extenuante hasta dar con la conexión inusual. No sólo será una cuestión de inspiración (eso piensan los legos en estas lides creativas). Será trabajo continuado y permanente, aleado, eso sí, con un talento que aparecerá cuando las condiciones sean las adecuadas.

Pero todos esos elementos no serán nada si no se mezclan en las proporciones adecuadas, en el momento preciso, y cuando las circunstancias lo posibiliten. Todos ellos juntos: impulso inicial, talento y técnica. Los “artistas” actuales que más triunfan, que más aparecen en los medios, tienen mucho de lo primero (catalizado por una ambición y una codicia sin límites), carecen las más de las veces de lo segundo (salvo en cuestiones de promoción y mercadotecnia, donde destacan sobremanera) y suele adolecer en buena medida del tercero. De ese modo no podrán salir obras bien hechas, al modo que Gaudí nos requería. Sólo obras que se cuelan muy bien en los suplementos semanales y en las noticias de cultura.

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