TELEGRAMA FALLIDO (MICRORRELATO)

El telegrama no ofrecía lugar a dudas. Te urgía a venir cuanto antes. Pensé que el pretexto familiar surtiría efecto. Siempre fuiste persona crédula, y sensible. Nunca planteaste conflicto alguno, tampoco con mi familia. Al contrario, siempre ofrecías apoyo a la comprensión y al acercamiento de posturas. Pero esta vez no viniste. No sé por qué. Tal vez haya una porción de azar en este hecho. Acaso la memoria te indujo a la sensatez. Puede que alguien de mi entorno te avisara con tiempo. Incluso cabe la posibilidad de que tú misma intuyeras la celada de mi parte. Pero esta vez no podrá ser. Mi plan no podrá llevarse a cabo como fue trazado. Nos quedaremos ambos sin saber cuánto tiempo tardarías en llorar con desconsuelo, si gritarías suplicante o te quedarías muda de terror ante lo que fueras a ver, si tu resistencia lograría competir con mi capacidad de demora, si te desmayarías antes de aparecer los primeros espasmos, o después, si al final de los dos días de rigor te dejaría, como casi siempre, sola y desnuda en la casona, hasta que recuperaras la consciencia por ti misma, o te concedería la gracia de llevarte al hospital y urdir una historia creíble para los demás y que permitiera obviar trámites policiales. Aunque, bien pensado, sólo te quedarás sin saberlo tú. Yo sé perfectamente lo que habría sucedido. Y que habría sido la última vez.

Deja un comentario