MUÑECOS

El muñeco es pequeño, risueño, vulgar, juguetón. Invita al viandante a unirse a sus juegos, con sus manitas abiertas. No todos entendemos sus propuestas. La mayoría pasa de largo. Pero él no se amilana, e insiste. Siempre hay alguien a quien seducir. Siempre hay con quien prorrogar el tiempo con divertimentos varios.

 La muñeca es más grande, impasible, elegante, melancólica. No mira a nadie. Tan sólo atiende a sus propios ensueños, donde vive afincada desde hace tiempo. Son sus pensamientos, sus deseos ocultos, su soledad atenuada por la admiración que procuran sus cabellos, los únicos embelecos a los que atiende, mientras se engaña para siempre.

 Ambos son hermanos. De diferente padre. De diferente madre. Pero no comparten nada. Sólo el mismo dueño, que los adquirió en dos lotes distintos, y el lugar en el puesto donde aquél los pone a la venta. Y ni siquiera todos los días.

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