MODOS DE CONTEMPLAR LA ALCAZABA DE MÁLAGA

Estos tres jóvenes en pose tan intelectual se encuentran en Málaga, en el interior del recinto de la Alcazaba. Se trata de un lugar de pago, pues se trata de una zona patrimonial de nuestro ampuloso pasado hispano-musulmán. En el encuadre sólo salen ellos, pero sus amigas (o novias, no quedaba muy claro) están a pocos metros, en una de las salas más notables del recinto andalusí, con arcos polilobulados y unos azulejos verduzcos muy hermosos. Se supone que entraron juntos, con la intención de ver y admirar el recinto más importante de ese período en la capital malagueña. Suponemos también que los chicos entraron un poco obligados. Puede que su interior les defraudara, acaso imaginaron otro tipo de estructuras, de decoración. O, simplemente, no les gusta el arte, pero a aquellas con quienes van sí, y han de transigir en cierto modo, para obtener otras prebendas que de otro modo acaso no disfrutarían. Podríamos pensar que sólo están descansando tras la caminata en continua subida. Pero, no. El tiempo que allí se detuvieron no fue el de un receso. Más bien pareció el del hartazgo o el desinterés, mientras sus amigas (o novias, no se aclaró el asunto) proseguían recorrido, a un ritmo parecido al nuestro. A lo que parece, el sol invernal y los asuntos propios en las redes sociales tenían más importancia que un pasado histórico que explica en buena medida quiénes somos y por qué andamos como andamos, por estos pagos ibéricos. ¡Signo de los tiempos! Ya lo tituló Ferlosio en su libro de ensayos Vendrán más años malos y nos harán más ciegos. De tanto mirar al sol de frente, o de fijar la vista en las pantallas de nuestros móviles, nada extrañará que aquella profecía se vaya cumpliendo más pronto que tarde.

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