Pregunta 106
Por lo común, ¿se esfuerza usted especialmente por agradecer a alguien que le haga un favor? ¿Cómo reacciona cuando alguien no le agradece su ayuda?
Como todo escéptico, egoísta y malpensado en todo lo concerniente al ser humano, creo que nuestras relaciones se hallan establecidas bajo criterios mercantilistas y psicológicos. Dichos criterios tienden a obtener el mayor beneficio con el mínimo costo, a expandir la esfera de poder lo más que se pueda, a impedir el daño ajeno en la medida de lo posible; a ser más y a tener más, en resumidas cuentas. Ahora bien, los mecanismos por los que se consiguen tales prebendas tienen que ver con determinadas prácticas sociales, entre las cuales se halla la hipocresía. El agradecimiento es una especialización concreta de la hipocresía. Supone una humillación parcial de quien acaba de recibir una ayuda, favor o estímulo hacia quien ha posibilitado dicha mejora de la situación particular. Ello con la intención de dar la impresión al dador de que es superior al que recibe, con lo cual se refuerza su ego, con lo cual se siente contento y favorable para ulteriores contactos o prebendas. Y también, para evitar los inconvenientes que el no agradecimiento conlleva, que a veces son terribles.
En mi caso, como buen hipócrita, practico con habilidad el agradecimiento, y habitualmente. Aunque no sólo por hipocresía, sino por otras razones, que expongo. También, porque pienso tan mal del hombre en general que cuando compruebo que alguien me ayuda, casi no me creo que yo pueda ser beneficiario de un comportamiento bondadoso por parte de alguien. También, porque no me gusta dejar pendiente deudas que coarten mi libertad; por eso, procuro corresponder en igual medida —no más, pero tampoco menos—, para que si en el futuro esa persona me exija réditos por su ayuda, yo tenga las manos libres para actuar a su favor o no. Y por último, también porque me encanta asegurarme el apoyo o ayuda de determinados sujetos de cara al futuro. Como se ve, soy de los que no da puntada sin hilo.
En consecuencia, exijo idéntico trato. Y cuando yo ayudo, no es desinteresadamente, sino con algún fin que será rentabilizado más adelante. Por eso, me agrada que se me agradezca lo que hago, que no se tenga por una obligación, sino por un esfuerzo que yo he hecho por esa persona, con lo cual ésta estaría obligada, al menos, a agradecerlo. Si no lo hace, habrá recibido mi ayuda una vez. Jamás una segunda.
Pd/ Los textos que responden a las cuestiones formuladas en El libro de las preguntas de Gregory Stock, fueron elaborados entre 1998 y 1999
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