HOMENAJE VIGUÉS A JULIO VERNE

Vigo es una ciudad que cada vez me gusta menos a nivel estético. No es más que una opinión personal, pero es así. De hecho, como no sea por una circunstancia especial, no creo que vuelva más. Al menos, a la ciudad; otra cosa son sus alrededores, espectaculares y diversos.
Sin embargo, la última vez que estuve me llamó mucho la atención un detalle hermoso. Se trata de un conjunto escultórico que esta ciudad ha colocado en mitad de su gran puerto. Ha de advertirse que Vigo es famosa también por la fealdad de alguna de sus esculturas, hasta el punto que de ello se ha creado un reclamo turístico sorprendente. Pero esta de la que hablo, no sólo no es fea -sólo es clásica y realista, en su factura-, sino que lo retrotrae a uno a la época infantil y juvenil más tierna. Reproduce una imagen de Julio Verne, el autor francés de libros de aventuras, sentado con un volumen en la mano, entre unos tentáculos que lo rodean por los cuatro lados y constituyen su asiento, a la par que remite a  la famosa obra 20.000 leguas de viaje submarino.
El día estaba lluvioso y desapacible a ratos. La corroboración de que Vigo, definitivamente, no es mi ciudad, y cierta impaciencia en salir de allí se trocaron de inmediato en una sonrisa beatífica y nostálgica; además de suscitar un agradecimiento a quien corresponda, por haber colocado en un sitio público un homenaje a quien tanto hizo por que los niños y adolescentes amáramos la lectura. Que yo sepa, no abundan las esculturas  dedicadas a estos escritores que tanto han estimulado la lectura de los más jóvenes. Ahora me viene a la memoria una de Saint-Exupèry, en el Jardin des Plantes de Toulouse. Y ésta que ahora comento. Sólo por eso, la visita a Vigo, esta vez, al final, mereció la pena.

Deja un comentario