HETERÓNIMOS (MICRORRELATO)

La cita era a las diez en punto, y se había especificado puntualidad extrema, británica. Como siempre, excepto Fernando, el anfitrión, cada uno llegó cuando le vino en gana, acorde a su carácter. Ello no dulcificó su ya adusta expresión. Cuando Ricardo, el último en llegar, se hubo sentado, Fernando tomó la palabra, serio.

—Estoy harto de vosotros. Más que harto: no os soporto ya más.

Los tres invitados se cruzaron una mirada de vaga sorpresa. Alberto apenas movió un músculo. Ricardo se encogió de hombros. Solo Álvaro parecía divertido.

—Ya no me servís. Ya os conocen más que a mí. Nadie me llama ya. Hay que acabar con esto cuanto antes.

Todos los vecinos coincidieron, sin excepción, en referir tan sólo un disparo. Sin embargo, los diarios refirieron con profusión el caso de los cuatro cadáveres, cuyo enigma irresoluble dio mucho que pensar a la policía durante los meses siguientes

Deja un comentario