Ante las ruinas, se despierta la memoria. La contemplación de nuestro futuro, anticipado siglos. Los fustes aún erguidos nos señalan la esperanza. Pero los tambores derribados del templo nos indican lo que seremos de cierto, al final. Un juego de tiempos entremezclados, en el que perdemos siempre. Por ello, por saber el resultado final, es por lo que un paseo…