MEMORIAS INVENTADAS (MICRORRELATO)

Si he de ser sincero, debo decir que el universo se confabuló para otorgarme al nacer una serie de prendas extraordinaria. En primer lugar, mi incomparable inteligencia. Bien es verdad que me daba pereza utilizarla, porque siempre me dio miedo lo que los demás pensaran de mí, así que la usé poco, sólo cuando fue necesario o perentorio. Así pasé más desapercibido. Con todo, mi agudísima sensibilidad me proporcionó herramientas para saborear cuanto el mundo me ofrecía, que era mucho, y muy variado. Claro que no dispuse de dinero suficiente como para poder apreciar todo lo que mis capacidades me habrían permitido; y además he de admitir que ser tan sensible me produjo unas jaquecas y una hiperestesia que me arruinaron muchos días. Por fortuna, mi belleza me permitió atraer a muchas personas de ambos sexos, si bien siempre manifesté preferencia por las mujeres. Lo que pasó es que mi incomparable inteligencia (como ya apunté) se unía aquí a una timidez exagerada, y ambas me impedían un contacto franco con las mujeres que se me acercaban, y la mayoría acabaron largándose, desesperadas con mi pasividad; y las que aguantaron y profundizaron algo más no me concedieron mucho tiempo para poder conocerlas, hartas -supongo- de mi falta de iniciativa. Pese a todos los pesares, hubo una que resistió y se propuso que yo sería para ella, y lo consiguió (¡lo conseguí!), por lo que pude gozar algunas mieles de la vida en pareja. Cierto es que duró bien poco, y luego pasé a ser humillado de continuo y públicamente por la que pasaría a convertirse en mi ex-mujer. De modo que, resumiendo: inteligentísimo, hipersensible y guapísimo, lo tenía todo para ser un triunfador. Sigo sin explicarme qué pudo fallar. Acaso los antecedentes esquizofrénicos de mi familia paterna me restaran posibilidades (aunque…). O la falta de cultura de mi barrio (no obstante…). O vivir en un país de clima templado con cuatro estaciones diferentes (si bien…). O puede que el pasado alcohólico de mi rama materna (pero…). O la crisis de 2008 en una sociedad interconectada (mas con todo…). No sé. De verdad que no lo sé. Me gustaría saberlo. Pero uno nunca sabe.

Del libro inédito Micrólogos

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