LA SINGULARIDAD DEL MOMENTO ACTUAL

Da lo mismo que se haya estudiado Historia. La vida en su transcurso siempre nos sorprende. Siempre. Da igual el período que elijamos para efectuar una cata. A cada persona le ha tocado vivir un tiempo singular y excepcional, y eso es así, se pongan como se pongan los partidarios de la circularidad de la Historia, o de quienes se llenan la boca con la manida frase de que quien desconoce su pasado está condenado a repetirlo. La vida nunca se repite. Véase si no, el momento actual.

En mis casi 57 años he vivido un considerable número de hechos o fenómenos que podrían indicar que ya se habían dado antes. Pero cada uno de ellos es radicalmente único e intransferible. La Transición española, por ejemplo. Ha habido muchas, aunque en España no tantas. Pero que se convirtiera en modelo de diálogo, consenso, cesiones y creación de un nuevo modelo de Estado, no lo esperaba nadie en un país tan cainita como el nuestro. Además, desde la constitución de 1812 habíamos dejado de ser modelo de nada y para nadie en la Hª Contemporánea. La Transición española fue única y modélica. Y, sí, ya sé que está de moda ahora señalar sus “muchos errores”. Pero me gustaría a mí saber qué habrían hechos nuestros actuales representantes (sic) por aquel entonces, con la amenaza militar pendiente de un hilo y el golpeo terrorista continuado y más sangriento que contra el dictador. Las circunstancias, resulta obvio comentarlo, eran distintas. Los protagonistas también.

Hablando de terrorismos, se podrían contar por miles los atentados llevados a cabo en todo el mundo a lo largo de los dos últimos siglos. Pero ¿alguien se pudo haber imaginado lo que sucedió el 1 de septiembre de 2001? Estados Unidos atacado ¡en su propio territorio! Y no por un ejército regular, sino por unos terroristas. El país militarmente más poderoso de la Tierra, golpeado en su corazón financiero, con un golpe de efecto ejecutado no tan magistralmente como se cree, pero cuya repercusión fue tal que cambió las relaciones internacionales, y aún hoy padecemos consecuencias de aquello. Aquel atentado terrorista fue excepcional. Las circunstancias, claro es, eran distintas. Los protagonistas también.

¿Y crisis económicas? Por no contar las anteriores a la era capitalista, y ciñéndonos a la época contemporánea, ¿cuántas crisis ha experimentado -no ya la de cada país- sino la economía mundial? Demasiadas. Pero ¿cuántas han tenido la repercusión, la extensión y la repetición de las llamadas “burbujas”? Sí, las contradicciones internas del capitalismo son muy parecidas, y la indecencia y la ambición de determinados sujetos también, pero nunca la tecnología permitió rapidez como la actual y posibilidades de “contagio” como vimos en la crisis de 2008. Como ya dijimos, las circunstancias y los protagonistas…

Y ya que hablamos de contagios, ahora aparece un virus nuevo, el llamado COVID-19, no demasiado letal, en comparación con otras epidemias recientes como la del sida o del ébola, pero con una capacidad de contagio descomunal, gracias a que hoy la conexión de los humanos a través de los medios de transporte resulta abrumadora, hasta el punto de que el planeta parece a algunos habérsele quedado pequeño. Y es a donde quiero llegar. ¿Alguna vez habíamos presenciado medidas como las que estamos padeciendo ya en varios países del mundo, de confinamiento preventivo? Lo cierto es que no. Y aun sin tener en cuenta las consecuencias psicológicas derivadas de cuanto experimentemos, la influencia sobre la economía va a ser de tal calibre que las posibilidades de una crisis planean con una claridad cada día mayor, a medida que pasan los días y la situación no mejora (pues aún queda mucho camino que recorrer y mucho mundo por infectar).

De modo que llegamos a la misma conclusión de partida. Cada momento que nos toca vivir es un momento único. Las dificultades a que nos enfrenta cada vez son diferentes, y con toda probabilidad peores. Pero eso es también lo que nos ha hecho crecer y evolucionar desde que el clima hace unos tres millones de años cambió radicalmente en el continente africano. Las dificultades siempre nos han hecho crecer. Esperemos que las circunstancias actuales no se erijan como excepción a la regla.

Deja un comentario